¡Que vivan las tradiciones murcianas!

La iniciativa ha acercado algunas costumbres y tradiciones locales al alumnado de dos colegios de Beniaján, especialmente en unas fechas inmediatamente previas a las celebraciones de las Fiestas de Primavera en el municipio.

Bajo el título “Que vivan las tradiciones murcianas”, se ha desarrollado una experiencia intergeneracional con los centros educativos EEI La Naranja y CEIP N. S. de Fátima, ambos en Beniaján, como parte de su programación de actividades culturales de final de trimestre.

Para su puesta en marcha, además del liderazgo que tenían cada uno de los centros educativos, se ha contado con la colaboración de cuatro instituciones del territorio: el Centro Cultural de Beniaján (Ayuntamiento de Murcia), la Federación de Peñas Huertanas, la Peña Huertana El Celemín de El Bojar y el Centro Comunitario La Estación (Fundación Cepaim). Se tenía además como precedente una experiencia previa desarrollada por el Centro Cultural de Beniaján en 2016 en todos los colegios de la localidad, “La Feria de las Tradiciones”, de la que se han tomado algunas de las ideas para la propuesta de este año.

La actividad ha consistido en dos mañanas de talleres, la del 29 de marzo destinada al EEI La Naranja y teniendo lugar en La Estación, y la del día 30 al CEIP N. S. de Fátima en su propio centro, organizándose una serie de paradas donde el alumnado ha podido participar en grupos, rotando de una a otra hasta disfrutar de todas ellas. Estas paradas tenían contenidos diversos pero todos vinculados a costumbres murcianas y a su evolución en el marco de nuestra vida cotidiana, tratando de ofrecer una visión actualizada de lo que suponen como valor cultural a conocer y preservar.

De los juegos a los utensilios antiguos, y de la artesanía a la transmisión oral de cuentos, bailes y canciones

Ambas jornadas contaron con un espacio donde cada grupo participante pudo conocer y practicar un juego tan típicamente murciano como el caliche, contando para ello con el veterano Paco López de la Federación de Peñas Huertanas. También otra parada, llamada «El Hilero», que posibilitó que niños y niñas manipularan utensilios antiguos utilizados por nuestros antepasados en la vida diaria, la mayoría de cuando no había ni luz ni agua corriente en las casas o los teléfonos funcionaban con cable, dinamizada en este caso por participantes del Taller de Patrimonio “Conoce tu localidad” del Centro Cultural de Beniaján. El alumnado se familiarizó con objetos tan propios de la vida huertana de antaño como la cetra, el candil, la romana o el botijo, un elemento este último de especial relevancia en Beniaján al ser en esta localidad donde se encontró el ejemplar más antiguo de la península, perteneciente a la cultura argárica.

Otro grupo de personas del taller de patrimonio fue el que brindó un espacio para la conversación y el aprendizaje intergeneracional, llamado «A la fresca» y con la tradición oral como protagonista, relatando al alumnado algunos cuentos y enseñándoles canciones de su infancia; también llevaron algunas fotografías de sus tiempos de escuela, para compartirlas y hablar de los cambios que se detectan en ellas respecto a los grupos escolares de hoy en día.

El Centro Cultural de Beniaján posibilitó que la actividad pudiera contar con unas auténticas artesanas del esparto, quienes explicaron al alumnado algunas características y técnicas de este antiguo oficio, mostraron algunas de las piezas que realizan y pusieron en valor la importancia de una labor tradicional sostenible que utiliza como materia prima una fibra vegetal íntimamente ligada a nuestro paisaje.

Por último, en el CEIP N. S. de Fátima se contó además con un espacio dedicado a la música, el baile y el vestuario tradicional gracias a la implicación de un integrante de la Peña Huertana El Celemín y a un grupo de alumnas del propio colegio que forman parte de esta entidad folklórica ubicada en El Bojar. El cierre de la actividad en dicho centro fue, precisamente, un multitudinario baile de jota en el que tomaron parte todos los participantes tras haber aprendido durante la jornada algunos de sus pasos.

Esta propuesta, en la que finalmente han participado un total de 250 alumnos y alumnas de infantil y primaria entre ambos centros, pretendía darles a conocer diversos aspectos de las costumbres murcianas de una manera lúdica y divertida. También reforzar valores culturales y patrimoniales del territorio del que forman parte. Y todo ello favoreciendo experiencias de intercambio intergeneracional. La implicación del Centro Cultural de Beniaján ha supuesto una atención a las demandas que se realizan desde las instituciones educativas de la zona en favor de la cultura y la dinamización del patrimonio. Y la colaboración aportada desde el CCI La Estación de Beniaján ha respondido al objetivo de complementar el trabajo en red que se lleva a cabo con los centros educativos en favor de la convivencia y los valores cívicos, orientando y apoyando sus iniciativas y procesos.

Toda una experiencia de aprendizaje, con la cultura como protagonista y la transmisión intergeneracional como herramienta, en la que la suma de agentes del territorio ha conseguido un resultado más enriquecedor, más completo y efectivo, pero sobre todo más cercano.

Esta actividad se ha apoyado desde el CCI La Estación a través del proyecto Periferia-S de Fundación Cepaim, que financia la Consejería de Política Social, Familias e Igualdad de la Región de Murcia.

El 8M en Beniaján une a mujeres, colectivos e instituciones en favor de la igualdad

La conmemoración del 8M este año en Beniaján, bajo el título de “Unidas plantamos igualdad”, ha estado liderada por las asociaciones y colectivos de mujeres de la localidad, contando con el apoyo del Ayuntamiento de Murcia, de la Junta Municipal y de tres entidades sociales que intervienen en este territorio.

La iniciativa partió del renovado Centro de la Mujer “8 de Marzo” de Beniaján, a la que enseguida se sumó el Centro de la Mujer de El Bojar y la Asociación de Artesanas de Beniaján, una alianza fortalecida por Columbares, Beto y Fundación Cepaim como entidades que siempre han apostado por el fomento del trabajo en red, acompañando y colaborando especialmente en este tipo de conmemoraciones. Se ha conseguido así convocar a la ciudadanía con una programación conjunta de actividades que, durante los días 7 y 8 de marzo, han congregado en el CCI La Estación a centenares de personas.

Durante la mañana del 7 de marzo, se organizó un taller de pancartas en el que numerosos grupos de mujeres pudieron confeccionar sus carteles repletos de lemas, dibujos y mensajes en diversos idiomas, todos en favor de la igualdad real de derechos y en contra de la violencia de género. Especialmente significativa fue la participación de mujeres privadas de libertad pertenecientes al Colectivo Paréntesis, así como mujeres racializadas o con estatus de persona refugiada tras haber huido de países donde actualmente no se respetan los derechos humanos. Finalizado el taller, la jornada se cerró con una sesión de fitness en el muelle del centro comunitario.

Mujeres de nuestra vida

El 8 de marzo arrancó con un acto de bienvenida en La Estación y posterior inicio de la marcha prevista a lo largo de la Vía Verde, teñida en esta ocasión de violeta en una mañana muy luminosa. Fue una hora de caminata en la que participó más de un centenar de personas, muchas mostrando las pancartas realizadas el día anterior. Y fue al regresar cuando tuvo lugar el acto más emotivo y simbólico: la plantación de árboles dedicados a seis mujeres elegidas por cada una de las entidades participantes.

El Centro de la Mujer de Beniaján quiso distinguir a Manuela Sevilla Moreno, maestra y directora teatral nacida en La Roda (Albacete) en 1949, pero murciana de adopción. El colectivo destacó que haya dedicado toda su vida a la educación y al teatro, siempre con una mirada social y de lucha en favor de la igualdad de oportunidades ante el acceso a la cultura, así como en lo referente a los derechos de la mujer. También que haya sido continuadora del legado teatral del recordado Edmundo Chacour, manteniendo en Beniaján desde 1979 una escuela de teatro amateur que trabaja con infancia, juventud y mayores, la cual sigue dando brillantes frutos a día de hoy.

El Centro de la Mujer “María Séiquer” de El Bojar tuvo la oportunidad de homenajear a la religiosa que da nombre a dicha entidad. María Séiquer Gayá, nacida en 1891, fue recordada por sus compañeras durante la presentación como una mujer adelantada a su tiempo, de las primeras conductoras de coche en Murcia y sobre todo como persona de talante alegre y generoso. Junto a Amalia Martín, fundó en 1939 la congregación de Hermanas de Cristo Crucificado, dedicada especialmente a llevar la educación y formación a lugares humildes. Muy relevante fue el papel asistencial y de ayuda desarrollado en el barrio de El Bojar desde mediados del siglo XX, donde hoy mantienen una de sus casas, colaborando en mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Por parte de la Asociación de Artesanas de Beniaján se eligió a Carmina Cánovas Valera, siendo una de sus fundadoras y actualmente la más veterana del colectivo. Desde dicha entidad, Carmina ha venido fomentando la puesta en valor de la artesanía vinculada a la costura y el bordado, así como el aprendizaje y la difusión de técnicas tradicionales entre mujeres de la localidad.

Columbares quiso mirar al pasado y rescatar la figura de una mujer que forma parte de la historia del municipio. Jamila, cirujana judía que vivió en Murcia en el siglo XIV, está considerada como su primera médica oficial. El Concejo de la ciudad le otorgó las preceptivas licencias para poder ejercer la profesión tras haberla aprendido como ayudante de su esposo, ejerciendo desde entonces y durante años con tanto o más éxito.

En todas las localidades existen esos perfiles de mujer que, más allá de su papel profesional o al frente de la familia, dedican gran parte de su tiempo a la comunidad en la que viven. Es el caso de Carmina Narváez Nicolás, impulsora desde los distintos colectivos con los que colabora de iniciativas que siempre abogan por el encuentro y la convivencia vecinal. La Asociación Beto quiso aprovechar la ocasión para homenajearla, dedicándole su árbol como vecina ejemplar de Beniaján.

Por último, por parte de Cepaim se eligió a María Ponce Murcia, joven Historiadora del Arte y creadora de contenidos en Youtube bajo el nombre “La Heredera de Lilith”. Se destacó que esté centrando su trabajo investigador y divulgativo en el papel que ha desempeñado la mujer dentro de la Historia del Arte; una presencia tradicionalmente relegada a un segundo plano y que María, con un lenguaje actual y dirigido a las generaciones más jóvenes, trata de reposicionar en el lugar que corresponde a esas mujeres que fueron modelo, autoras o mecenas de nuestro patrimonio artístico.

Cerró la ronda de presentaciones el alcalde de Beniaján, Francisco Nicolás Martínez, quien dirigió palabras de gratitud a todas las mujeres y remarcó la necesidad de poner en valor, no sólo en una fecha señalada como ésta, sino todos los días, el papel que tienen en la sociedad. Hubo también menciones a Toñi García Rodríguez, de Beto, quien ha sido distinguida este año con el premio regional “8 de Marzo” a la Mujer Murciana que entrega el gobierno de la Comunidad Autónoma, reconociendo los más de veinte años que lleva dedicada a proyectos de integración de mujeres vulnerables.

Después se procedió a la plantación de los árboles en la Vía Verde por parte de cada una de las entidades. Junto a ellos se fue instalando un cartel con el nombre de las homenajeadas, y tres de ellas, María Ponce, Carmina Narváez y Manuela Sevilla, estuvieron incluso presentes y pudieron disfrutar en persona del momento.

Los ejemplares plantados fueron cedidos por el Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Murcia, tratándose de cipreses, unos árboles cargados de esa simbología que conecta lo terrenal con lo trascendente. La iniciativa ha tenido tan buena acogida que ya se prevé repetirla en sucesivas conmemoraciones del 8 de marzo, incorporando cada año nuevos cipreses con el nombre de más mujeres relevantes para la ciudadanía y los colectivos del territorio.

El cierre del día tuvo lugar en el muelle del centro comunitario, con un almuerzo ofrecido por las entidades organizadoras y colaboradoras, un micro abierto donde varias mujeres pudieron trasladar mensajes, recitar poemas y animar a la reflexión, además de un photocall.

Han sido dos jornadas brillantes, participativas, reivindicativas y cargadas también de emociones. De reconocimiento a mujeres tanto del siglo XIV como del siglo XXI, de ideologías y culturas diversas, del pueblo y de fuera de él… pero convertidas todas en ejemplo y referencia para la sociedad. Días de encuentro entre mujeres, entre colectivos e instituciones, para construir juntas desde Beniaján un mundo cada vez más más igualitario.

Estas actividades se han apoyado desde el CCI La Estación a través del proyecto Periferia-S de Fundación Cepaim, que financia la Consejería de Política Social, Familias e Igualdad de la Región de Murcia.

Unidas plantamos igualdad

Con motivo de la conmemoración del próximo Día Internacional de la Mujer, desde los centros de la mujer «8 de Marzo» de Beniaján, «María Séiquer» de El Bojar y «Artesanas de Beniaján», contando con el apoyo de diversas entidades sociales de la localidad, la Alcaldía de Beniaján y el Ayuntamiento de Murcia, se han programado una serie de actividades gratuitas y abiertas a la participación de la ciudadanía bajo el título general de «UNIDAS PLANTAMOS IGUALDAD».

Se trata de una iniciativa que promueve el trabajo en red y la unión de diferentes entidades locales para reivindicar y compartir espacios y actividades de manera conjunta en esta fecha tan simbólica.

Las organizaciones sociales implicadas son Columbares, Beto y Cepaim, apoyando la programación de los eventos que se desarrollarán durante los días 7 y 8 de marzo de 10:00 a 13:00 horas en el CCI La Estación y la Vía Verde.


7 DE MARZO

10:00 Taller de Pancartas, utilizando materiales reciclados.

12:00 Sesión de Fitness.

Ambas actividades se llevarán a cabo en las instalaciones del CCI La Estación.


8 DE MARZO

10:00 Marcha por la Vía Verde, saliendo desde el CCI La Estación. Tendrá una duración aproximada de 1 hora y se sugiere llevar ropa cómoda y una prenda o complemento color violeta.

11:00 Plantación de arbolado en homenaje a las mujeres de nuestra vida. Se plantarán seis cipreses donados por Parques y Jardines del Ayuntamiento de Murcia y cada entidad participante bautizará uno de los árboles con el nombre de alguna mujer representativa.

12:00 Micro Abierto. Contaremos con un espacio de reflexión donde todas las personas que quieran podrán hablar, leer, recitar sobre temas relacionados con la mujer.

Mientras se lleva a cabo el micro abierto, se realizará un pequeño almuerzo comunitario donde repondremos fuerzas, comiendo bizcochos, cafés, tés, frutas, etc…

12:30 Photocall. Como cierre del evento, habrá un espacio donde se podrán hacer fotos con lemas, imágenes y objetos relacionados con el 8M.

El proyecto Laboratorios se adentra en la creación musical

El pasado 9 de febrero, en el CCI La Estación, el grupo motor de Beniaján que participa del proyecto «Laboratorios. Desarrollo Juvenil Comunitario» financiado por la Dirección General de Juventud de la Región de Murcia, realizó un taller formativo de creación musical a través del loop.

Un “loop” o la creación de un “looping” es grabar algo sobre la marcha y convertirlo en una frase fluida y continua que se repite una y otra vez. Así se pueden recoger diferentes grabaciones e ir añadiendo o sustrayendo elementos sonoros a nuestro gusto en la elaboración de una pieza.

A través de una metodología participativa y colaborativa, usando guitarras, teclados, voces, percusión e incluso sus propios cuerpos, el grupo se introdujo en esta gratificante y divertida propuesta, en la que cada participante aportó sus ideas e inquietudes para elaborar sus propias piezas musicales colaborativas.

El grupo disfrutó de una tarde musical completa, experimentando la sensación de crear música desde cero, apoyándose en las ideas del resto de participantes y construyendo una obra única e irrepetible.

Se abre la VII Convocatoria de selección de proyectos para el festival Beniaján Microacciona

El Centro Comunitario Intercultural “La Estación” dependiente de Fundación Cepaim, junto al Centro Cultural y Auditorio de Beniaján, pertenecientes a la red de espacios culturales del Ayuntamiento de Murcia, ponen en marcha la VII convocatoria para la selección de proyectos de arte y acción social a desarrollar en el marco del festival Beniaján Microacciona 2022.

El plazo para recibir las propuestas arranca este 9 de julio, un día después de publicarse las bases, y permanecerá abierto hasta el próximo 4 de septiembre. Tras la valoración de los proyectos recibidos, en esta edición serán seis los que consigan un apoyo económico de 700€ cada uno para su ejecución durante el festival Beniaján Microacciona 2022, que se desarrollará el próximo otoño.

A la convocatoria se podrán presentar artistas o profesionales de la acción social mayores de edad, a título individual o colectivo. Los proyectos que se buscan han de ser creativos e innovadores, utilizando cualquier disciplina artística como herramienta a la hora de abordar una temática social detectada en el territorio de Beniaján. Como parte de la esencia del festival, se valorará la posibilidad de implicar a colectivos y entidades locales en el planteamiento del desarrollo o la ejecución de la propuesta.

Fundación Cepaim apoya Microacciona desde el proyecto PERIFERIA-S que se viene llevando a cabo en el CCI La Estación, financiado por la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social de la Región de Murcia.

El proyecto Laboratorios Juveniles (LabJuvRM) se va a la playa

Los y las jóvenes del Grupo Motor de Beniaján disfrutaron el pasado día 29 de junio de una jornada de convivencia y cohesión en las playas de Mazarrón. La iniciativa forma parte de la programación de actividades lúdicas que se está promoviendo a través del proyecto de participación juvenil LabJuvRM, desarrollado por Fundación Cepaim con la financiación de la Dirección General de Juventud de la Región de Murcia.

El grupo se trasladó por la mañana en autobús desde Beniaján a la playa de Nares, en Puerto de Mazarrón, llevando consigo sombrillas y neveras para disfrutar de una agradable jornada.

Durante la salida el grupo realizó diferentes actividades lúdicas que implicaron a todos y todas sus participantes, tales como voleibol, palas, carreras, etc., todas ellas alternadas con frecuentes incursiones en el mar para combatir el calor.

Tras la comida, se realizaron unas entrevistas a los viandantes con el objeto de preparar contenidos para su siguiente actividad comunitaria, que versará sobre la percepción de los delitos de odio que tiene la ciudadanía.

Después de un último baño y recoger todos los enseres y residuos acumulados durante el día, el grupo procedió a realizar el viaje de vuelta coincidiendo con las últimas horas de sol de la tarde.

Una de abejas

El trabajo comunitario que se desarrolla en los territorios de intervención de Cepaim, da como resultado la puesta en marcha de actividades conjuntas con entidades de los mismos, poniendo de relieve la importancia de las redes de colaboración que se tejen en nuestros barrios y ciudades en favor de la ciudadanía. Así ha ocurrido en Beniaján, en este caso, con la Escuela de Educación Infantil La Naranja, centro educativo para el que se ha diseñado la actividad “Una de abejas” en el CCI La Estación.

Esta actividad ha sido una propuesta de Periferia-S que venía a complementar un proyecto educativo impulsado y desarrollado desde el colegio durante el segundo trimestre escolar que ahora termina, dedicado al mundo de los insectos en general y a las abejas en particular. El universo de las abejas, sus cualidades y beneficios en favor de nuestro ecosistema, ha centrado también las actividades organizadas en el marco de la Semana Cultural de La Naranja. Y también han sido las abejas las protagonistas de la jornada vivida en La Estación el pasado 7 de abril, con la asistencia de todo el alumnado del colegio.

Esa mañana, en el centro comunitario fueron recibidos los más de 60 niños y niñas que cursan educación infantil en La Naranja, organizando en las instalaciones de Cepaim diversas paradas en las que, por grupos, pudieron conocer de una manera lúdica la importancia de estos insectos. En una de las paradas se proyectaban audiovisuales temáticos de dibujos animados. En otra, se pudo dar rienda suelta a la creatividad, pintando abejas con las que se fue componiendo un mural convertido en enjambre multicolor. La tercera parada proponía una dinámica que consistía realizar un circuito que replicaba el proceso de recolección de polen, en el que no faltaban referencias a las amenazas que sufren las abejas convertidas en obstáculos a lo largo del recorrido. Y, por último, dos apicultores cargados con todo su instrumental de trabajo, ofrecieron una breve charla al público infantil que terminaba con la degustación de rica miel procedente de colmenas de nuestra zona. Además del personal técnico de La Estación y de las maestras responsables de los grupos, para dinamizar la actividad se contó con la colaboración de personas voluntarias.

El resultado fue una mañana divertida, amena y enmarcada en la maravillosa primavera murciana a la que ya hemos dado la bienvenida… pero dotada igualmente de contenidos y con el carácter de sensibilización medioambiental que también se impulsa desde La Estación. Trabajo en red y concienciación de la ciudadanía desde la infancia: pilares básicos del proyecto Periferia-S de Cepaim, que financia la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social de la Región de Murcia.

La Estación acoge la I Parada del VII Circuito Intercultural de Ajedrez, un evento que se recupera tras la pandemia

El pasado domingo, 3 de abril, La Estación acogió la primera parada de un evento emblemático del centro comunitario: el Circuito Intercultural de Ajedrez. Esta actividad, organizada desde el Club de Ajedrez Casino de Beniaján y la escuela Duochess con el apoyo de Fundación Cepaim, había emprendido su VII edición justo cuando llegó la pandemia, debiendo ser suspendida y no pudiéndose retomar hasta ahora.

Este Circuito de Ajedrez tiene como objetivos fundamentales el fomento de la amistad entre participantes, el aprendizaje intergeneracional y acercar lazos entre clubes de distintos lugares de la Región; precisamente en esta primera parada, en La Estación de Beniaján confluyeron jugadores de Molina de Segura, Mar Menor, Guadalupe o incluso de la provincia de Alicante. A esto se suma la componente intercultural que se da al encuentro, impulsada desde el proyecto Periferia-S de Fundación Cepaim, alentando que el ajedrez pueda llegar a todas partes y a cualquier persona.

La competición se llevó a cabo mediante dos torneos simultáneos: el absoluto, en el que participaron 22 jugadores; y el escolar, con 18 niños y niñas menores de 12 años. Se contó además con la presencia del Gran Maestro Pepe Cuenca, todo un referente nacional en el mundo del ajedrez. Las próximas paradas tendrán lugar el 15 de mayo y 19 de junio en otros puntos de la Región de Murcia.

Paisaje. Martes de Carnaval

Es Martes de Carnaval y se cierra el primer ciclo festivo del año, el que recibe este mismo nombre y comenzó con San Antón. Las fiestas de este periodo son las fiestas de la luz: San Antón, La Candelaria, San Blas y, por fin, el Carnaval, que pone el punto álgido a estas fiestas que celebran el triunfo de la luz sobre la oscuridad, iniciado en el solsticio de invierno, o sea, en la Navidad. 

Carnaval pone el broche de oro a este ciclo de fiestas de la luz, llevando a la población a la diversión extrema, sin muchos miramientos, diciéndonos: “déjate llevar”. No en vano, cuando acabe este martes empezará el ciclo por excelencia de recogimiento, prudencia y contención en el calendario cristiano: la Cuaresma, que, por tanto, supondrá el reverso de todo lo vivido en los días del Carnaval. 

Puede que esta característica de dualidad que representa el Carnaval, de lo excesivo frente a la prudencia, sea una de las razones de su éxito a lo largo del tiempo. Los seres humanos y la vida en general, nos movemos constantemente en una disputa entre la vida y la muerte, entre el principio y el fin, entre lo que comienza y lo que se acaba. Y, a la vez, sabemos que todo es un continuo, y que no hay noche sin día, ni comienzo sin final y que ambas partes se necesitan y retroalimentan. Esta ciclicidad de la vida es bien recogida por las fiestas carnavalescas, por lo que conecta con una forma ancestral de entender el mundo.  

El Carnaval es una fiesta que viene de muy antiguo. Algunas corrientes sostienen que su origen estaría en fiestas paganas anteriores al cristianismo e incluso en culturas previas a Grecia y Roma, como la cultura Sumeria (Mesopotamia) y el Antiguo Egipto, por tanto podría pensarse que nace en torno al Mediterráneo Sur – Oriental. Pero también hay quien va más allá y conecta estas fiestas con los rituales en honor a algunas deidades en India. 

En cualquier caso, fue popularizada en todo el Imperio Romano, que, como se sabe, en su punto máximo de expansión, estaba extendido por todo el Mediterráneo, tanto al Norte, como al Sur de este mar que tanto nos une, y, a veces, tanto nos separa…

A su vez, cuando Europa se extiende por el mundo con las colonizaciones, lleva consigo una pesada carga de explotación económica, esclavitud, enfermedades y muerte; pero también llevan idioma, cultura, creencias y, por supuesto, fiestas. 

En América, se observa que el Antiguo Carnaval europeo conecta bien con tradiciones prehispánicas y con cantos y fiestas venidas del África subsahariana, portadas por las personas secuestradas y esclavizadas en las costas africanas. Probablemente, resida en esta conexión el éxito del Carnaval en toda América, pero sobre todo en el Sur, siendo el Carnaval de Río de Janeiro, en Brasil, el mayor de todo el mundo; y el de Montevideo, en Uruguay, el más largo, con 40 días de celebraciones. 

Máscaras de Carnaval en Beniaján, a mediados de siglo XX.
Fuente: Taller de Historia de Beniaján

En todos los lugares donde se celebra, el Carnaval se caracteriza por algunos elementos clave: el disfraz, el ruido y la sátira. Es decir, con la posibilidad de transitar por otras identidades (disfraz) y decir en voz alta lo que normalmente callamos (ruido y sátira), sin que nada de ello tenga consecuencias excesivamente negativas, pues en esos días todo está permitido. Es, por tanto, una fiesta que invita a la liberación y a no juzgar, ni prejuzgar, a nadie. 

Por tanto, el Carnaval es la fiesta por excelencia de la transgresión y, como tal, no ha estado muy bien visto por ideologías autoritarias que lo han perseguido e intentado censurar y eliminar. De esto tienen memoria algunas personas de Beniaján, que recuerdan cómo en el Franquismo, a pesar de las prohibiciones, los vecinos más carnavaleros seguían poniéndose sus máscaras, aunque fuera a costa de correr y esconderse para eludir una noche en el cuartelillo. 

Aquéllas “máscaras” eran la versión más antigua del Carnaval en nuestro pueblo. Se hacían con lo que había por casa: sacos de arpillera, trozos de cortina, alguna puntilla sin uso, serrín para el relleno, un poco de paja del granero, papel de estraza para hacer un antifaz y algún sombrero o cucurucho en la cabeza… La idea era que no te reconocieran cuando te acercabas a alguien con un espolsador en la mano para asestarle un golpe o gastarle una broma a otro vecino o vecina, que (hay que decirlo), no siempre era recibida de buen grado, pero sí que era motivo seguro de comentario y chascarrillo.

No se organizaban desfiles, ni había una hora clave de salir a ver los disfraces más llamativos, los cuales se guardaban para el baile de Piñata, sino que era una fiesta, casi un ritual, que se urdía casi en secreto, en grupos (sobre todo de hombres), vecinos, amigos, compañeros, que salían a hacer ruido el Martes de Carnaval. 

Sobrevivió la fiesta a la Dictadura, como antes había sobrevivido a muchos intentos de acabar con ella.Y durante la Democracia fue creciendo, haciéndose cada vez más grande, con el impulso de asociaciones vecinales que eclosionaron, finalmente, en la Asociación Pro Carnaval de Beniaján, creada en 1987 y en torno a la cual se aglutinan actualmente 14 comparsas adultas y 19 infantiles: unos 850 carnavaleros y carnavaleras de todas las edades. Esta asociación, en colaboración con la Junta Vecinal y el apoyo de comercios e instituciones, organiza cada año numerosas actividades y vistosos desfiles, destacando el del domingo de Carnaval que, este año, como sabemos, no tendrán lugar por la delicada situación sanitaria que estamos viviendo a nivel mundial. Sí han organizado un original concurso de disfraces para muñecas, por aquello de mantener viva la ilusión.

Mas algo tan fuerte, tan antiguo, tan nuestro y tan querido como el Carnaval, no puede pasar desapercibido estos días. No nos olvidamos que el año pasado estábamos bailando, haciendo chirigotas y burlas y que sabemos que pronto podremos hacerlo otra vez, solo es cuestión de paciencia. Porque es la fiesta que nos permite ser otros y otras, que nos deja hablar, que expresa nuestra alegría y ganas de vivir, todas las que estamos poniendo para que todo vuelva a ser posible. 


Aurora Lema
Técnica de Interculturalidad y Desarrollo Comunitario
Proyecto PERIFERIA-S (Fundación Cepaim)

Paisaje. San Antón, arranque del calendario festivo

Un dicho popular de la Huerta de Murcia anuncia:

“De los santos de enero, San Sebastián es el primero…

¡Detente, varón, que el primero es San Antón!

¡Detente, necio, que el primero es San Fulgencio!»

La disputa es cosa de días, pues el santoral cristiano dedica a San Fulgencio el 16 de enero, a San Antón el 17 y a San Sebastián el 20. Apreturas de calendario concentradas en un refrán que no hace sino manifestar la popularidad que tradicionalmente han tenido los tres en el ciclo festivo de pueblos y ciudades de nuestra región. Fulgencio fue un obispo cartagenero del siglo VI que hoy se venera como patrón de la Diócesis. Antón (o Antonio el Abad), longevo monje iniciador del movimiento eremítico en Egipto allá por el siglo IV, protector de animales y ganaderos. Y Sebastián, un soldado romano martirizado en el siglo III, abogado contra la peste.

En nuestra mirada al paisaje festivo del territorio inmediato a La Estación, dejaremos a un lado las conmemoraciones del patronazgo diocesano, centradas sobre todo en las ciudades de Cartagena y Murcia. También a San Sebastián, al que se celebra desde tiempo inmemorial y en no pocos pueblos, como Ricote o Cehegín, en agradecimiento a su milagrosa intercesión frente a alguna epidemia… ¡quién sabe si andará ahora en lucha divina contra la Covid-19!

Nos queremos detener en San Antón, pues en torno a su fiesta confluyen una serie de manifestaciones que nos remiten a oficios y formas de vida que tuvieron mucha presencia en este territorio durante siglos. Por un lado, la de bendecir a los animales, al igual que los panes o rollos elaborados ex profeso para ser luego repartidos entre la concurrencia; se trata de ceremoniales cristianizados que hunden sus raíces en las lustratio de la Antigua Grecia y Roma, humanizando por un día a las bestias, permitiéndoles el descanso feriado, procesionando y accediendo engalanados a recintos sagrados… hasta dándoles de comer pan bendito. Hoy se bendicen fundamentalmente mascotas, pero a poco que echemos la vista atrás, apenas unas décadas, ¡cómo no se iba a poner bajo protección divina al animal que tiraba del carro y de la economía de una familia! Que se tuviera un buen o un mal año podía depender de que se encontraran sanos y fuertes el pollino o los bueyes con que se araba la tierra; de que fuera generosa la producción de la vaca que se cuidaba en el establo; o de que salieran adelante las piaras que se criaban en muchas de las casas de la huerta. No está de más recordar que la carne de un solo cerdo, del que se aprovecha absolutamente todo, procuraba alimento durante un año a toda una familia y la perdición podía ser completa de caer el animal enfermo.

Relevante es la vinculación de San Antón con el cerdo precisamente, figurando a los pies del santo en su iconografía. Este simpático acompañamiento parece ser un añadido medieval, siguiendo en este caso una tradición con reminiscencias celtas y del norte de Europa; se trata de la costumbre de engordar un gorrino de forma colectiva para repartir luego la carne del animal entre las personas más necesitadas de la comunidad que lo había criado. Esta práctica fue especialmente popularizada por los frailes antonianos, la orden hospitalaria que entre los siglos XI y XVIII, bajo el patronazgo de San Antón, se dedicó al cuidado de enfermos y desfavorecidos. La onomástica del santo se inserta de pleno en el tiempo de las matanzas porcinas, un periodo circunscrito sobre todo a la Navidad pero que arranca ya en noviembre, con aquello de que “a cada cerdo le llega su San Martín”, y se alarga hasta las primeras semanas del año si seguimos atendiendo al refranero, pues “hasta San Antón Pascuas son”. Estamos en unas fechas, por tanto, que suponen el inicio y el fin de un ciclo anual por el que se engorda y se sacrifica al cerdo para alimentarnos de él, exaltando con ello una forma de vida cristiana que tiempo atrás alejaba toda sospecha del dedo inquisidor en aquella España que no toleraba otro tipo de creencia que no fuera la impuesta. La fiesta nos fue abocando, en fin, a la bendición de los animales en general y a la santificación del cerdo en particular… pero también a la muestra pública de que nos lo comemos.

Merendona en Beniaján, año 1927.
Fuente: Taller de Historia de Beniaján

Fiesta de corros, de pastores y de monte

A todos estos componentes faltaría sumar el que condiciona el lugar donde se desarrollan las celebraciones sanantoneras, normalmente de carácter campestre y casi siempre alejadas de núcleos urbanos… quién sabe si por inspiración de la vida anacoreta que llevó el propio monje festejado. En nuestro caso, hemos de hablar de San Antón contemplando la sucesión de montañas que se recortan de este a oeste sobre el cielo brumoso del invierno levantino, de sierra de Escalona hasta Carrascoy, separando el Valle del Segura del Campo de Cartagena. Precisamente en esos montes reposan los vestigios de los primeros pobladores de este rincón del mundo, asentamientos de civilizaciones que se han ido sucediendo a lo largo de cuatro milenios, que fueron habitando esas mismas montañas y trazando algunos de los caminos que hoy seguimos transitando.

Una de esas rutas ancestrales discurre a media ladera y es la que desde el siglo XIII se empezó a regular como parte de una red viaria tan extensa como esencial en la economía del naciente reino castellano: la conformada por las vías pecuarias que utilizaban los pastores para la trashumancia estacional de los ganados. Justo ahí, diluida en un urbanismo asfixiante que no siempre ha tenido en cuenta la protección legal de la que aún hoy gozan estas “autopistas ganaderas” como corredores ecológicos y naturales, faldea uno de esos itinerarios. Durante siglos y hasta el definitivo decaimiento de la actividad en el XIX, por él deambularon rebaños entre la Serranía de Cuenca y la Vega Baja del Segura. Y no solo rebaños: también sus pastores, nómadas propagadores de historias, de acentos y de costumbres.

Nuestra cañada real, llamada de los Valencianos, se amojonó entre exiguos pero estratégicos manantiales, atravesando vaguadas y ramblizos, lugares capaces de ofrecer agua y pasto para los animales… pero también cobijo a los pastores. Todavía se abren las bocas oscuras de algunas de aquellas cuevas que se fueron labrando como refugio en las escarpaduras que la jalonan, aprovechadas después y hasta hace poco menos de 50 años como viviendas por familias humildes que recalaron en ellas. Barriadas como El Palmeral en Sangonera la Verde, San José de la Montaña en El Palmar, Los Almendros en La Alberca o El Bojar en Beniaján, surgieron precisamente para sacar a esas familias de las inmediatas cuevas en las que malvivían.

El caso es que en torno al 17 de enero, siempre fue costumbre entre las gentes de los pueblos encaramados a esta serranía el apoderarse del monte para convertirlo en lugar de encuentro y de fiesta. Sin duda subyace la herencia de una devoción a San Antón recibida del pasado pastoril que transitó por la vía pecuaria. Y a ello ha de sumarse el poder de convocatoria de las ermitas que siempre ha habido en sus inmediaciones, alguna dedicada directamente al santo protector de los animales: enclaves donde confluir para participar en el rito. Cada pueblo de la zona ha contado desde tiempo inmemorial con un sitio de referencia para la celebración: Sangonera la Verde junto a la fuente de La Pizorra; el vecindario de El Palmar en La Paloma; los de Santo Ángel, Patiño y Algezares subían al eremitorio de la Luz; las gentes de Beniaján se congregaban en El Bojar; las de Zeneta en La Fuentecica; y las de Sucina en el Barranco del Agua. Parajes todos que se ubican sobre el trazado de la histórica vía pecuaria, reino de animales y rebaños.

La faceta con mayor arraigo popular, la que consiguió perdurar más allá del carácter religioso que pudiera darse al festejo y la que más nos interesa resaltar en estos tiempos de apatía y distancia social, es la que lograba congregar en esos enclaves a familiares y vecinos, desde mayores a jóvenes, dispuestos en grupos dispersos entre las pinadas o encaramados a alguna roca con el simple propósito de compartir viandas y un buen rato de diversión. Se subía a pie hasta el paraje y allí se extendían los manteles y se vaciaban las capazas, de las que generosamente salían todo tipo de alimentos para ser compartidos. Predominaban los primeros embutidos de la reciente matanza como símbolo de ese tributo vernáculo al cerdo, un buen pan y, por supuesto, las sobras de la Pascua: cualquier resto aprovechable, dulce o salado, que hubiera quedado en la alacena tras los días grandes de la Navidad. Tampoco faltaban las botas de vino, que circulaban de corro en corro. Ni la música de los instrumentos de siempre, ni los cantos, ni algún baile improvisado con el que cerrar la jornada antes de bajar al pueblo con las últimas luces de la tarde.

En Beniaján seguimos teniendo una ermita dedicada a San Antón al borde mismo de la cañada; un barrio, El Bojar, que lo festeja jubilosamente como patrón. Y la Asociación de Vecinos está intentando recuperar aquella buena costumbre de subir al monte a compartir una jornada con el vecindario, abriendo y ofreciendo el contenido de nuestros zurrones de pastores en el día de la merendona. Las ganas han ido a más tras este año de privación de toda concentración festiva. Nos hacen más falta que nunca. Y el año que viene, si San Antón quiere, allí nos veremos.


Gabriel Nicolás Vera
Técnico de Interculturalidad y Desarrollo Comunitario
Proyecto PERIFERIA-S (Fundación Cepaim)

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