Paisaje. Martes de Carnaval

Es Martes de Carnaval y se cierra el primer ciclo festivo del año, el que recibe este mismo nombre y comenzó con San Antón. Las fiestas de este periodo son las fiestas de la luz: San Antón, La Candelaria, San Blas y, por fin, el Carnaval, que pone el punto álgido a estas fiestas que celebran el triunfo de la luz sobre la oscuridad, iniciado en el solsticio de invierno, o sea, en la Navidad. 

Carnaval pone el broche de oro a este ciclo de fiestas de la luz, llevando a la población a la diversión extrema, sin muchos miramientos, diciéndonos: “déjate llevar”. No en vano, cuando acabe este martes empezará el ciclo por excelencia de recogimiento, prudencia y contención en el calendario cristiano: la Cuaresma, que, por tanto, supondrá el reverso de todo lo vivido en los días del Carnaval. 

Puede que esta característica de dualidad que representa el Carnaval, de lo excesivo frente a la prudencia, sea una de las razones de su éxito a lo largo del tiempo. Los seres humanos y la vida en general, nos movemos constantemente en una disputa entre la vida y la muerte, entre el principio y el fin, entre lo que comienza y lo que se acaba. Y, a la vez, sabemos que todo es un continuo, y que no hay noche sin día, ni comienzo sin final y que ambas partes se necesitan y retroalimentan. Esta ciclicidad de la vida es bien recogida por las fiestas carnavalescas, por lo que conecta con una forma ancestral de entender el mundo.  

El Carnaval es una fiesta que viene de muy antiguo. Algunas corrientes sostienen que su origen estaría en fiestas paganas anteriores al cristianismo e incluso en culturas previas a Grecia y Roma, como la cultura Sumeria (Mesopotamia) y el Antiguo Egipto, por tanto podría pensarse que nace en torno al Mediterráneo Sur – Oriental. Pero también hay quien va más allá y conecta estas fiestas con los rituales en honor a algunas deidades en India. 

En cualquier caso, fue popularizada en todo el Imperio Romano, que, como se sabe, en su punto máximo de expansión, estaba extendido por todo el Mediterráneo, tanto al Norte, como al Sur de este mar que tanto nos une, y, a veces, tanto nos separa…

A su vez, cuando Europa se extiende por el mundo con las colonizaciones, lleva consigo una pesada carga de explotación económica, esclavitud, enfermedades y muerte; pero también llevan idioma, cultura, creencias y, por supuesto, fiestas. 

En América, se observa que el Antiguo Carnaval europeo conecta bien con tradiciones prehispánicas y con cantos y fiestas venidas del África subsahariana, portadas por las personas secuestradas y esclavizadas en las costas africanas. Probablemente, resida en esta conexión el éxito del Carnaval en toda América, pero sobre todo en el Sur, siendo el Carnaval de Río de Janeiro, en Brasil, el mayor de todo el mundo; y el de Montevideo, en Uruguay, el más largo, con 40 días de celebraciones. 

Máscaras de Carnaval en Beniaján, a mediados de siglo XX.
Fuente: Taller de Historia de Beniaján

En todos los lugares donde se celebra, el Carnaval se caracteriza por algunos elementos clave: el disfraz, el ruido y la sátira. Es decir, con la posibilidad de transitar por otras identidades (disfraz) y decir en voz alta lo que normalmente callamos (ruido y sátira), sin que nada de ello tenga consecuencias excesivamente negativas, pues en esos días todo está permitido. Es, por tanto, una fiesta que invita a la liberación y a no juzgar, ni prejuzgar, a nadie. 

Por tanto, el Carnaval es la fiesta por excelencia de la transgresión y, como tal, no ha estado muy bien visto por ideologías autoritarias que lo han perseguido e intentado censurar y eliminar. De esto tienen memoria algunas personas de Beniaján, que recuerdan cómo en el Franquismo, a pesar de las prohibiciones, los vecinos más carnavaleros seguían poniéndose sus máscaras, aunque fuera a costa de correr y esconderse para eludir una noche en el cuartelillo. 

Aquéllas “máscaras” eran la versión más antigua del Carnaval en nuestro pueblo. Se hacían con lo que había por casa: sacos de arpillera, trozos de cortina, alguna puntilla sin uso, serrín para el relleno, un poco de paja del granero, papel de estraza para hacer un antifaz y algún sombrero o cucurucho en la cabeza… La idea era que no te reconocieran cuando te acercabas a alguien con un espolsador en la mano para asestarle un golpe o gastarle una broma a otro vecino o vecina, que (hay que decirlo), no siempre era recibida de buen grado, pero sí que era motivo seguro de comentario y chascarrillo.

No se organizaban desfiles, ni había una hora clave de salir a ver los disfraces más llamativos, los cuales se guardaban para el baile de Piñata, sino que era una fiesta, casi un ritual, que se urdía casi en secreto, en grupos (sobre todo de hombres), vecinos, amigos, compañeros, que salían a hacer ruido el Martes de Carnaval. 

Sobrevivió la fiesta a la Dictadura, como antes había sobrevivido a muchos intentos de acabar con ella.Y durante la Democracia fue creciendo, haciéndose cada vez más grande, con el impulso de asociaciones vecinales que eclosionaron, finalmente, en la Asociación Pro Carnaval de Beniaján, creada en 1987 y en torno a la cual se aglutinan actualmente 14 comparsas adultas y 19 infantiles: unos 850 carnavaleros y carnavaleras de todas las edades. Esta asociación, en colaboración con la Junta Vecinal y el apoyo de comercios e instituciones, organiza cada año numerosas actividades y vistosos desfiles, destacando el del domingo de Carnaval que, este año, como sabemos, no tendrán lugar por la delicada situación sanitaria que estamos viviendo a nivel mundial. Sí han organizado un original concurso de disfraces para muñecas, por aquello de mantener viva la ilusión.

Mas algo tan fuerte, tan antiguo, tan nuestro y tan querido como el Carnaval, no puede pasar desapercibido estos días. No nos olvidamos que el año pasado estábamos bailando, haciendo chirigotas y burlas y que sabemos que pronto podremos hacerlo otra vez, solo es cuestión de paciencia. Porque es la fiesta que nos permite ser otros y otras, que nos deja hablar, que expresa nuestra alegría y ganas de vivir, todas las que estamos poniendo para que todo vuelva a ser posible. 


Aurora Lema
Técnica de Interculturalidad y Desarrollo Comunitario
Proyecto PERIFERIA-S (Fundación Cepaim)

La Estación, con las fiestas patronales de Beniaján

Durante el periodo festero, el centro de desarrollo comunitario ha organizado talleres y ha vuelto a colaborar activamente en la celebración de la tradicional Marcha Cicloturística.

El mes de julio es sinónimo de fiesta en Beniaján y, un año más, La Estación ha querido ser partícipe de unos días que llenan de alegría y convivencia las calles del pueblo. Apoyar en la organización y el diseño de las celebraciones y fiestas locales para que éstas contemplen una visión intercultural, es uno de los objetivos del proyecto que se desarrolla desde el centro en este 2018. Para ello, se ha contado tanto con la iniciativa ciudadana surgida de los procesos de desarrollo comunitario puestos en marcha, como con el trabajo en red coordinado que mantiene La Estación con la Junta Municipal, la Comisión de Fiestas y la Asociación Beto.

Así, durante las jornadas previas al arranque oficial de las fiestas y sacando adelante una propuesta del grupo motor del barrio de San Roque, se organizó un taller de elaboración de elementos decorativos y engalanamiento de calles. Durante los días 11 y 12 de julio, utilizando los locales de Beto, un nutrido grupo de vecinos y vecinas del barrio de todas las edades, confeccionó decenas de guirnaldas y pompones de papel de seda que seguidamente fueron colocando en las distintas fachadas hasta vestir San Roque de colores. La actividad, con la que se trató de fomentar tanto la creatividad como la buena convivencia vecinal, intercultural e intergeneracional, sirvió además de incentivo para que en otras zonas del casco antiguo se colocaran adornos.

Taller de decoración festiva.
Taller de decoración festiva

La mañana del sábado 14, ya iniciadas las fiestas, tuvo lugar la esperada Marcha Cicloturística que anualmente congrega a cientos de participantes con sus bicicletas para recorrer las principales calles de Beniaján partiendo del recinto festero. La marcha está destinada a todos los públicos y cuenta con la colaboración especial del Club Ciclista “el Greco”, la cual guía todo el itinerario. La Fundación Cepaim, a través de La Estación, contribuyó con el avituallamiento.

SAMSUNG CSC
Marcha Cicloturística

Y el martes 17, por la tarde, en el marco de las actividades programadas ese día para el público infantil, La Estación desarrolló un taller en la Calle Mayor en el que los niños y niñas se divirtieron de los lindo haciendo su propio slime casero a base de mezclar ingredientes de todo tipo. Tuvimos la suerte además de que la actividad fue retransmitida en directo a través del programa “Murcia Conecta” de la cadena autonómica 7RM, llevando así el ambiente festivo que estábamos viviendo a todos los rincones de la Región.

Taller de Slime
Taller de Slime

La víspera del día grande, como broche a los actos lúdicos y culturales programados, tuvo lugar el esperado concierto de Los Parrandboleros que, por vez primera en Beniaján y ante un público completamente entregado, presentaron “Olas sin nombre”. Se trata del álbum en que ha quedado materializado un proyecto conjunto entre la formación musical murciana y Cepaim a favor de personas migrantes y refugiadas: una marea de música solidaria que ya ha sido llevada en directo al Teatro Romea o al Auditorio Víctor Villegas y que el pasado día 21 pudo escucharse desde el corazón de Beniaján. Podríamos decir que el fin de fiestas del 2018 acabó convertido en todo un mensaje de amor, de solidaridad y de esperanza al mundo entero. Un mensaje al que nos sumamos desde La Estación, deseando que el año que viene podamos disfrutar y participar otra vez de estas celebraciones, trabajando siempre en favor de la convivencia y con ganas de llenar el pueblo nuevamente de sonrisas.

Dando color a nuestros barrios
Dando color a nuestros barrios

La participación de La Estación en estas actividades comunitarias se realizan desde el Proyecto integral para la inclusión activa, la dinamización comunitaria y la participación social en zonas de exclusión social en la Cordillera Sur del Municipio de Murcia, financiado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad a través de las aportaciones del IRPF y la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Región de Murcia.

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